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lacarreradelsiglo

Descoordinación a la puerta del cementerio

Descoordinación a la puerta del cementerio

12:35

El 34 (Almozara/ Cementerio) llega hasta arriba de gente pertrechada con ramos de flores, paños, limpia-cristales y escobas. Porcentaje muy superior de mujeres, en torno al 80%. La mayoría llevan faja. Algunos rosarios. Día de Todos los Santos. Humedad relativa, 74%.

12:39

El coche fúnebre, seguido del cortejo, sortea como buenamente puede a los centenares de ancianas que acicalan mármoles como si fuera el baño de su casa. Dos operarios fuman junto a un ciprés. Una lluvia fina hace acto de presencia. Primeras bolsas del Sabeco en las cabezas.

12:41

Tres frailes capuchinos conversan animadamente mientras caminan entre los nichos. Dos señoras se besan en la mejilla; una de ellas con toquilla. El coche fúnebre hunde una rueda en el barro; acelera para salir y pone perdidos de barro al sacerdote -de blanco y violeta- y a la viuda –negro riguroso-. El conductor baja del coche, visiblemente abochornado; con un pañuelo trata de limpiar la chaqueta de la viuda. Sin querer, en un descuido fatal, le roza un pecho.

12:42

El hijo de la viuda tumba al conductor del coche fúnebre con un magnifico crochet de izquierda. Un operario amigo del conductor, ajeno a lo acaecido hasta ese momento, se abalanza sobre hijo del finado. Más barro, principalmente en la sotana del cura, pero también sobre varios allegados de la familia.

12:44

Al menos quince personas entre empleados, familiares y viandantes toman parte en un todos contra todos inexplicable. Considerable confusión en los golpes; hacia la mitad del cortejo fúnebre, amigos de la familia que no se conocían entre sí se sacuden con fiereza. La suegra del finado se esfuerza en coordinar la pelea dirigiendo a todos contra el conductor del coche; recibe un bolsazo de su consuegra, que aprovecha para saldar viejas rencillas.

12:55

Efectivos de la Policía Nacional hacen acto de presencia en el lugar de los hechos. Quedan detenidos la viuda, el hijo de la viuda, el conductor del coche fúnebre, el operario, cuatro de los allegados y un jardinero de la instalación (que simplemente había acudido a apaciguar los ánimos, pero que en la ronda de cacheos fue descubierto con enorme piedra de hachís en un bolsillo). El coche fúnebre queda inmovilizado y precintado, obstruyendo la vereda. Por un lamentable error, uno de los frailes capuchinos permanece retenido en un furgón policial durante veinte minutos.

Por la megafonía, en un descuido, suena “Bulería” de Bisbal en lugar del “Réquiem” de Mozart mientras un funcionario ruega una oración por las almas de los difuntos. Se intuyen varios despidos. Las mujeres manipulan con inusitada velocidad sus rosarios; los monjes capuchinos se hacen disimuladamente con el resto del cargamento del jardinero, tirado con las prisas entre unos arbustos. Vuelta paulatina a la normalidad. Alguna que otra lágrima. Fregonas, ramos de claveles, lirios y pensamientos. La lluvia arrecia.

1 comentario

jcuartero -

Ya te tengo entre mis enlaces. ¡¡¡Prisión preventiva para el capuchino, ya¡¡¡