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lacarreradelsiglo

Va a ser la fiesta de mi vida

Va a ser la fiesta de mi vida

 

Amanezco tumbado en un parterre del Paseo Independencia. No sé, pero se diría que la noche ha sido larga. Un breve repaso por los bolsillos empieza a denotar las primeras carencias: me falta el móvil y la cartera. En su lugar, hecha un gurruño, me aparece la tarjeta de una whiskería de la carretera de Logroño.

Estoy pegado contra una estatua de mármol semidesnuda. Con dificultad me giro hacia el otro lado, y un tubo medio lleno que se apoyaba contra mi pecho y en el que no había reparado, se derrama sobre mi camisa. Al tratar de levantarme, siento como un chicle se ha adherido con fuerza a mi pelo. Sin duda, hoy va a ser un gran día.

 

Escucho una voz: “eh, tú, chico, ¿me escuchas?”. Veo unos zapatos de gala y un pantalón azul oscuro. Mal asunto.

 

Me incorporo con tan poca dignidad que juraría que hasta la estatua se ríe. El estómago me arde y la cabeza me va a explotar. Me sacudo un poco la ropa, trato de estirarme. Creo que recuerdo mi nombre, pero no mis apellidos. Sé que no estoy del todo cómodo: también me falta un zapato. Podría vomitar en ese mismo momento, pero la presencia de la autoridad me disuade de hacerlo.

 

Alguien debería decirle al ciego de los cupones que por caridad dejara de gritar que lleva el gordo para hoy.

 

Así a simple vista juraría que el monumento a la Constitución no tenía tanto movimiento. Uno de los policías de la local, el joven con cara de asco y gafas de sol, me sujeta para que no me caiga mientras el otro, con bigote y más mayor, avisa con voz de guasa a la centralita para que no envíen la ambulancia, que el sujeto del parterre simplemente lleva un pedal descomunal. Una señora que pasa por cerca farfulla indignada algo parecido a “menudo cerdo”. Veo a duras penas que me cuelgan del cuello varios collares hawaianos y una trompeta. Noto además que una gomita me baja desde las orejas hasta el cuello: dios santo, que imagen estoy dando.

 

El agente cincuentón del bigote me sonríe con cara de picardía. “Vaya despedida, ¿eh? ”...

 

Recobro la lucidez en una décima de segundo. El nudo inmenso que me sube del estómago a la garganta me corta de súbito las nauseas. En un barrido confuso alcanzo a ver el reloj de la plaza, que durante tres segundos eternos se empeña en marcar 18º C.

 

 

Las catorce treinta y cinco.

 

 

Me casaba hace tres horas.

 

El poli joven me suelta, viendo que de pronto milagrosamente mantengo por mí mismo el equilibrio. Recuerdo a mi novia. Recuerdo a mi madre. Veo pasar el 30, lleno hasta la bandera. Recuerdo a mi suegro, y la escopeta de caza que guarda en el garaje. Oigo al ciego comentando la jugada; no debe de ser tan ciego como parecía. Mi vida completa pasa por delante de mis ojos a ritmo vertiginoso mientras pienso en si el Justicia me está tendiendo la mano o me señala, para que todo el mundo sepa la clase de persona que soy. Pido disculpas a los agentes y desaparezco por el Paseo de la Constitución, pensando en que no habrá lugar en el mundo suficientemente remoto como para ocultarme.

5 comentarios

fernando -

Espero que como dices en el título sea la fiesta de tu vida y no la fiesta de tu muerte como relatas. Es chulo.

palomekkke -

Espero q no sea una premonición, por si acaso el día q te tengamos q hacer una despedida será sin alcohol ni drogas...

Retiro lo dicho

jcuartero -

Eso son fiestas y lo demás tontadas, a tus amigos iraníes no le va a hacer gracia lo de las castañas como un piano. Lo que tiene que aguantar la estatua del Justicia

Frente Al-Yafariyya de Liberación -

Nada, son unos amigos que vinieron de erasmus a Zaragoza y de paso aprovecharon para hacer unos cursos rápidos de pilotaje, pero sin importancia, la verdad.

Lo cierto es que yo tampoco entiendo nada; porque luego intento devolverles la visita y no veo más que garabatos ininteligibles (como para dejarles un comentario, imagínate)

Diegus -

Me ha gustado, Diéguez.
Pero el mapa de la izquierda de tu blog me deja preguntas sin respuesta: ¿quién te consulta desde Irán? ¿Y desde Malasia?
Mi puntillo cerca de Chicago es muy pequeño pero me da igual.