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Breve relato que bien sucede aquí o allá (según se lea)

Breve relato que bien sucede aquí o allá (según se lea)

En función de los gustos del lector, aquí dejamos esta pequeña historieta, que lo mismo podría suceder en Manhattan que en el Actur. Para una correcta lectura, óptese al leer entre las partes rojas y azules del relato (azules cosmopolitismo, rojas cachirulez). Obsérvese que, optando por las rojas, la historia se vuelve inevitablemente mucho más sórdida. Evítese, a toda costa, leerlas entremezcladas: no hay quien entienda nada.

 

 

Me recogen en Echegaray y Caballero/ la Sexta Avenida. El conductor es un tipo amable de Juslibol/ New Jersey que me invita a un cigarrillo. Conversamos por el camino sobre las espantadas de Bunbury/ béisbol, lo del campo de golf en mitad de la Expo/ nuevo proyecto para el World Trade Center y la imposibilidad de que el CAI ascienda a primera/ el despropósito de los Knicks fichando a Francis. Sólo en esto último encontramos algún punto de acuerdo.

Pese a todo, nos caemos bien. Se despide de mí con un apretón de manos que me deja desconcertado. Bajo del coche, y camino hacia el edificio enredando con el vaho que sale por mi boca.

A la conferencia asiste un público de lo más variopinto. Como no podía ser de otra manera, una Virgen del Pilar/ gran bandera americana preside la sala. El hecho de que la charla sea gratuita aumenta el aforo; muchos más ancianos que de costumbre. En un momento dado, pierdo el hilo de mi argumentación al distraerme con el escote de una joven que me escucha con demasiada atención desde segunda fila. Repaso mis papeles, consigo retomar y aprovecho la pérdida de sorpresa inicial para mirarla abiertamente, sin otra intención que la de seducirla desde mi tribuna.

Ella me mira constantemente, yo diría que embelesada, aunque esto pudiera ser una presunción. Me agrada el hecho de que no baje la mirada: sólo lo hace ocasionalmente, para tomar algún apunte; el resto del tiempo me mira a los ojos sin ningún rubor. Mientras recito un párrafo de mi disertación de memoria, no puedo evitar pensar en ella desnuda, en el baño, esperándome, con esa misma cara de avidez que pone ahora.

Termino la conferencia con gran éxito. Mientras me aplauden, se levantan hacía mí con precipitación algunos de los ancianos que ocupaban la primera fila. Me dan la mano, me felicitan con entusiasmo. Uno de ellos resulta ser el presidente de la Asociación Médica Católica Aragonesa/ Americana.

Me levanto, recojo mis papeles cuidadosamente. Cuando levanto la mirada, veo a la joven apoyada e el dintel de la puerta, sonriéndome. Mira hacia los lados con fingida cara de pudor, asegurándose de que no hay nadie. Finalmente, me enseña un seno.

Intentando mantener el tipo, me froto los ojos. No doy crédito a lo que veo. Mi primer pensamiento es que debo de ser demasiado previsible. Cierro mi maletín y me dirijo hacia ella, creyendo que tal vez hoy sea mi día de suerte.

2 comentarios

Kike -

Me temo que estoy completamente en contra... Francis es un estupendo fichaje para los Knicks.

jcuartero -

Si los taxistas de juslibol escuchan radio teletaxi, ¿qué escuchan los de New Jersey?