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Manual del buen funcionario (o De cómo promocionar con el mínimo esfuerzo)

Manual del buen funcionario (o De cómo promocionar con el mínimo esfuerzo)

Ya estamos de vuelta -aunque por poco tiempo, ¿recuerdan?-. Y como no, La Carrera del Siglo quiere ser también mecanismo de ayuda para aquellos que lo necesiten. Así que desde aquí nos hacemos eco de este texto hallado en Internet (¡qué filón!) que podría encaminar los pasos de personas que todavía no han encontrado su vocación de futuro.

 

Esperamos que os sea de ayuda:

“Estas son algunas de las cualidades y actitudes que, dado el caso, les podrían resultar de ayuda a la hora de conseguir prosperar si decidieran emprender carrera dentro de la Administración Pública, algo que, como seguramente ya intuyen, no tiene nada que ver con el sector privado. Existen otros caminos relacionados con el trabajo, la seriedad, la responsabilidad y el esfuerzo; pero son sin duda mucho menos efectivos y tediosos.

Aquí les ofrecemos el método más ágil y eficiente, algo así como un Consiga dinero de manera fácil desde su casa:

 

  1. Llévelo en la sangre. Nazca, en la medida de lo posible, en una familia de tradición funcionarial: procure que alguno de sus progenitores, además de ser un funcionario bien posicionado, sea figura referencial dentro de algún partido mayoritario (es indiferente si de derechas o izquierdas; lo decisivo es que sea mayoritario). Si por lo que fuera no consigue cumplir esta premisa, al menos crezca con mentalidad inequívoca: yo, de mayor, voy a ser funcionario/a.
  2. Seduzca a un alto cargo -o a varios- del partido gobernante. Preferiblemente casados; de no ser así se verá abocado/a a sostener una de esas relaciones de larga duración que no conducen a ninguna parte. En el caso de los que han pasado por la vicaría, bastará con unos cuantos encuentros ocasionales para intercambiar un discreto silencio por un salario de por vida.
  3. Carezca de méritos. Que nadie pueda recelar de Vd.: no es su voluntad promocionar pisando a otros; lo único que pretende es ganar un pastizal sin pegar un palo al agua. La gente con amplia formación o que ha demostrado profesionalidad en algún momento crea muchas dudas a la hora de dónde colocarlos; sea tan anodino como pueda.
  4. Sea mafioso. Procure tener contactos en altas esferas; resulta de especial interés conocer y cenar con frecuencia con gente que corte el bacalao. No pierda ocasión para dejarse ver en compañía de ellos, y a través de los mismos ampliar el círculo lo más posible.
  5. No se haga notar en el trabajo. De hecho, lo mejor que puede hacer es no trabajar: si trabaja podría cometer errores, y eso debilita notablemente su figura entre sus contactos. Recurra a sus inferiores; ellos sabrán qué hacer. Ahora bien, en situaciones exitosas, procure evidenciar que única y exclusivamente su notable gestión ha permitido tales éxitos; y los pequeños fiascos, acháquelos a la inexperiencia de los que le rodean.
  6. Intimide. Que todos intuyan que podría llevarse por delante a quién haga falta. Dentro y fuera de su lugar de trabajo, debe quedar claro que Vd. es lo más cercano a una escopeta cargada (aunque sea de ferias).

Ahora bien, también deberá cumplir cuidadosamente una serie de premisas que, de no llevarlas a rajatabla, podrían suponer un duro handicap en su meteórica progresión hacia las más altas cimas. Tome buena nota; cumplidos los pasos anteriores, aquí vienen las verdaderas claves para llegar, y, sobre todo, perdurar:

  1. No se dé a entender.
  2. No la cague.
  3. Sepa distinguir entre aliados y lastre.
  4. No subestime a nadie. Aquí hasta el más tonto sabe latín.
  5. En caso de jaleo, tápese.
  6. Acepte las derrotas. Esta es una carrera de fondo; se pierden y ganan batallas, pero la guerra persiste.

¿Han entendido todo? Si es así, ya saben; pónganse manos a la obra, ánimo y a por ello. Tienen un gran futuro por delante. Difícilmente nadie podrá pararles.”

Enricco Perezza

“Senza escrupuli”, pags. 122-123

Ed. Piccolo Bambino

Transmisión interrumpida. Disculpen las molestias

Transmisión interrumpida. Disculpen las molestias

Como habrán podido ver, y por motivos laborales (la primavera cultural zaragozana está particularmente animada este año, del electro2m6 a Trayectos, pasando por Shakira, Zaragoza Ciudad 5, En la Frontera, Monsters of Rock...) la editorial de La Carrera del Siglo -con una plantilla francamente corta, que podría llegar a calificarse incluso de unipersonal- no está disponiendo en las últimas fechas del tiempo necesario para escribir articulos a la altura de sus distinguidos lectores, y así ir actualizando el blog.

Pero que nadie piense que hemos perdido el brío inicial, o que la desgana nos está pudiendo: en breve estaremos de vuelta, de nuevo al filo de la noticia.

 

(Mientras, no dejen de asistir a todos estos eventos culturales -que para algo los hacemos-)

 

Hoy recomendamos... Vicente Aleixandre

 

MI VOZ

 

He nacido una noche de verano

entre dos pausas Háblame te escucho

He nacido Si vieras qué agonía

representa la luna sin esfuerzo

He nacido Tu nombre era la dicha

Bajo un fulgor una esperanza un ave

Llegar llegar El mar era un latido

el hueco de una mano una medalla tibia

Entonces son posibles ya las luces las caricias la piel el horizonte

ese decir palabras sin sentido

que ruedan como oídos caracoles

como un lóbulo abierto que amanece

(escucha escucha) entre la luz pisada

 

(Espadas como labios, 1932)

 

 

FOTO 7. De la serie "Nuestros mitos"

FOTO 7. De la serie "Nuestros mitos"

Con Tony Genil. Recinto de IFEMA, ARCO '05. Madrid, 10/2/2005.

Acudir a ARCO es un filón. Al margen de conocer las nuevas tendencias artísticas y todo ese rollo (interesantísimo, sin duda), lo bonito es poder ver a tantos de tus ídolos en tan pocos metros cuadrados. Manolo Escobar, Paz Padilla, Miriam Díaz Aroca, Alaska y su marido..., son sólo algunos de los nombres ilustres con los que hemos coincidido alguna vez en la Feria. Y, cómo no, el mejor de todos, mi favorito: Borja Thyssen, con el que incluso llegué a mantener una breve conversación, de noble a plebeyo -prometo fotografiarme con él como sea en la próxima edición a la que vaya-.

En la muestra 2005, cuando ya nos disponíamos a salir de la Feria, la fortuna nos regaló este sensacional encuentro con el artista más relevante que pisaba la Feria ese año. Pese a las máscaras tras las que nos ocultamos, es fácil observar en nuestros rostros el regocijo ante tan feliz coincidencia (todavía no sé como el hombre no nos mandó a hacer puñetas). Rodeado con círculo rojo, pueden Vds. admirar el autógrafo de la rutilante estrella, que reza: "Para los Seypos, con afecto, Tony Genil"

(En esta ocasión, y en pos de una mayor concordancia estética con la generosa gestualidad del artista, guardamos el anonimato de los protagonistas con un sistema diferente al habitual de franja negra sobre los ojos)

 

P.D.- El autor de la foto es el mismo que, como bien apuntaba Reno, se llevó el balón de la Final en nuestra anterior foto "Comando Canaletas".

 

Anuncio importante!

Anuncio importante!

Del 10 al 24 de julio, La Carrera del Siglo estará cerrada por vacaciones.

 

¡Nos vamos a Cuba, chico!

 

P. D.- Con la ruta por definir -vuelo de ida a Santiago y vuelta desde la Habana es todo lo que queda claro por ahora-, aceptaremos de buen grado cualquier sugerencia o destino que nuestros queridos lectores (que ya de por sí son pocos) que hayan viajado a la isla (no nos consta que los haya) puedan proponernos.

P. D. 2.- No se tomen la molestia de proponer cosas del tipo “fumar un puro”, gritar Viva la Revolusión” o “visitar a Fidel”; todas esas tontadas ya forman parte de nuestra lista de indispensables sin que haga falta que nadie nos lo sugiera. Y por favor obvien el tema del, al parecer, insufrible calor caribeño en julio: uno de los viajeros (evitaremos dar su nombre, es el de abajo a la izquierda en la foto del Comando Canaletas) empieza a resoplar, entre irritable y pesaroso, en cuanto alguien se lo menta.

Lost in la Concha

Lost in la Concha

El primer recuerdo. (Vacaciones de verano)

Mi primer recuerdo de infancia, o al menos el primero que permanece con cierta nitidez en mi mente, tiene lugar en Donosti, y más concretamente en la playa de la Concha, durante unas vacaciones con mis padres, mis tíos y mi prima Nerea, de mi misma edad.

Tendríamos unos tres años. En mi recuerdo, me veo a mi mismo, pequeñajo, flaco (quién lo diría), con un bañador rojo tipo meyba de la época -1980-, manguitos, cubo, rastrillo y pala; y a mi prima, blanquita, con aspecto de pepona, saltando de la mano de su padre la espuma de las olas junto a la orilla con la cara de velocidad de quien afronta un tsunami. La segunda imagen que me viene a la cabeza es un castillo de arena gigante, de esos que se hacen a base de churretones y que acaban pareciendo la Sagrada Familia, a no más de diez metros a la izquierda de nuestras toallas.

El hecho artístico.

A los tres años, un castillo gigante hecho de churretones es -con perdón- la polla; a esas alturas de la vida, a ti te viene justo para conseguir que tu castillo hecho con el pozal se sostenga. Así que, con el debido permiso materno (todavía no teníamos edad para la rebeldía) y de la mano mi prima y yo nos fuimos a admirar aquella obra de ingeniería incomprensible y a conocer más de cerca a esos nuevos Brunelleschis -un señor calvo con su turbopaquet y los que supongo eran sus hijos, dos preadolescentes de incipientes bigotes-. Finalmente, tras varias vueltas alrededor del castillo y sin duda aturullados ante tamaña maravilla, decidimos volver hacia nuestras toallas.

Menores de edad y orientación. Ese difícil drama.

Es ahí donde comienza la tragedia. Las vueltas en torno al castillo nos despistaron, y emprendimos el camino de regreso a las toallas y al abrigo de la protección materna en dirección contraria. No nos costó mucho reparar en que llevábamos caminando más rato del previsto sin llegar a nuestro destino; sobre todo a mi prima, que a los veinte o treinta metros rompió a berrear desconsolada. Yo, en mi condición de primo mayor (veintidós días más que ella, y por tanto lo más adulto que se podía encontrar en semejante dúo), trataba de mantener la calma con estoicos “no llores, que ya los encontraremos” mientras me temblaba como un flan de los pies a la cabeza.

Evidentemente, pronto llamamos la atención -como para no llamarla- de un matrimonio mayor, que ante mis explicaciones, no muy coherentes, decidieron llevarnos al puesto del socorrista para que nos anunciaran por megafonía.

El rescate.

La siguiente imagen, mientras caminamos por el porche de la playa de la mano de aquel socorrista que en mi memoria mide tres metros y mataría de un soplido a Superman (tiene músculos hasta en las cejas), es la de mi madre corriendo por la playa hacia nosotros a lo Allen Johnson, sin ningún rubor, saltando por encima de cabezas, tumbonas y toallas y gritando “¡Diego, Nerea!” dejándose el alma en cada alarido.

Mi prima, a la que el socorrista, no sin esfuerzo, había convencido de que no pasaba nada y que él iba a encontrar a sus papás, decidió recurrir de nuevo a su colección de hipos y berridos, esta vez aderezados con unos chirriantes y entrecortados “¡ti-a, ti-a!” que casi consiguen reanimar a Sabino Arana.

Nos abrazamos a mi madre como si hubiéramos estado en el frente durante toda la guerra mundial. Supongo que el socorrista dio por resuelto el asunto; a mí a partir de ahí la historia se me nubla y desaparece. Con el tiempo supimos que mi padre y mis tíos se habían dividido para buscarnos, mientras mi madre se desojaba haciendo guardia en las toallas.

No sé si realmente es así o es fruto de mi imaginación; pero creo que aún puedo recordar el olor de mi madre al cogerme en brazos.

FOTO 6. Comando Canaletas

FOTO 6. Comando Canaletas

Previos a la Final de la Champions League. Zaragoza, 17/05/06.

El Comando Canaletas, en pleno precalentamiento. Plegarias a Stoitchkov y Luis Enrique. Unas tres horas después, el delirio.

 

FC Barcelona 2 - 1 Arsenal

(37' Campbell; 76' Eto'o, 80' Belletti)

 

 

¡Campions de la Champions League!

¡¡¡Força Barça!!!

Hoy recomendamos... Allen Ginsberg

 

Oh madre

qué he dejado

Oh madre

qué he olvidado

Oh madre

adiós

con un largo zapato negro

adiós

con Partido Comunista y una carrera en las medias

adiós

con seis pelos negros en la verruga de tu pecho

adiós

con tu vestido viejo y una larga barba negra alrededor de la vagina

adiós

con tu vientre hundido

con tu miedo a Hitler

con tu boca de cuentos malos

con tus dedos de mandolinas rotas

con tus brazos de porches gordos de Paterson

con tu vientre de huelgas y chimeneas

con tu mentón de Trotski y de Guerra Civil Española

con tu voz cantando para los arruinados obreros rotos

con tu nariz de coito malo con tu nariz de olor de pepinillos de Newark

con tus ojos

con tus ojos de Rusia

con tus ojos de no tener ni cinco

con tus ojos de porcelana falsa

con tus ojos de tía Elanor

con tus ojos de India hambrienta

con tus ojos meando en el parque

con tus ojos de América en el momento de la caída

con tus ojos de fracaso en el piano

con tus ojos de familiares en California

con tus ojos de Ma Rainey muriendo en la ambulancia

con tus ojos de Checoslovaquia atacada por robots

con tus ojos yendo a clases nocturnas de pintura en el Bronx

con tus ojos de la abuela asesina que ves en el horizonte desde las escaleras de incendios

con tus ojos corriendo desnuda fuera del apartamento gritando en el pasillo

con tus ojos arrastrada por policías a la ambulancia

con tus ojos atada a la mesa de operaciones

con tus ojos de páncreas extirpado

con tus ojos de operación de apendicitis

con tus ojos de aborto

con tus ojos de ovarios extripados

con tus ojos de shock

con tus ojos de lobotomía

con tus ojos de divorcio

con tus ojos de infarto

con tus ojos sola

con tus ojos

con tus ojos

con tu Muerte llena de Flores

 

 

 

 

 

(Kaddish, 1959)

Welcome to the ondas!

Welcome to the ondas!

Ayer arrancaba, con casi un mes de retraso y entre nieves -habrá que avisar al antenista o nos quedaremos ciegos-, “Vaya Comunidad”, el nuevo late-night semanal (jueves, 22:15) de Lobomedia para Aragón Televisión.

Comienza así una nueva andadura de la productora después de “Que viene el Lobo”, único programa que verdaderamente llegó a consolidarse dentro de la oferta televisiva regional en estos años -aún a pesar de su errático y poco agradecido peregrinaje entre Antena Aragón y La2- y del que saltaron al panorama nacional Luis Larrodera, Javier Coronas y buena parte del equipo actoral del programa XXL ,de Canal +.

Como La Carrera del Siglo ha carecido y carece de cualquier criterio editorial (y no creo que consigamos tenerlo nunca), hoy nos ha apetecido escribir este post única y exclusivamente para desearles la mejor de las suertes y, de paso, hacerles publicidad, que para algo aquello está lleno de amigos. Feliz paseo por las ondas María, Jorge, Marisol, David, Ana, Paco, Yolanda, Irene, Diego, Laura, Félix, Rue y el resto; y que el share os acompañe (o que si no acompaña y tratáis de falsear los datos, lo hagáis al menos con más habilidad que la COPE).

FOTO 5. Río de Janeiro (1)

FOTO 5. Río de Janeiro (1)

Vista de Rocinha, la favela más grande de Sudamérica. Río de Janeiro, 9/11/2005.

 

Hora en ninguna parte

Hora en ninguna parte

Pierdo el tren con la misma facilidad que de costumbre. La chica de la ventanilla de información me sonríe; sabe de sobras que otra vez ha vuelto a sucederme.

Así que compro en el kiosco del andén Expansión, Cosmopolitan, una simpática postal de un culo con ojos y sombrero y un paquete de Trident (de fresa). Sentado en un banco relleno el test de la Cosmopolitan; descubro que los hombres que se sienten atraídos por mí no saben cómo iniciar una conversación conmigo.

Me tomo un cortado en el bar de la estación. Magnífico bar, sin duda: calendario con chica en bikini, camarero con bigote y chaleco, San Pancracio, banquetas de skay y billetes del mundo pegados por la pared de la barra. La tele encendida en silencio y radiolé a todo trapo. Pido también un bocadillo de calamares, para el viaje. Lo envuelvo con las páginas centrales de Expansión: es un diario tremendamente aburrido, pero un excelente papel secante.


Con el camarero comentamos la crisis del Madrid: procuro no posicionarme demasiado, no vaya a ser merengón. Nunca se me ha ocurrido preguntarle su nombre, sin embargo a menudo converso con él y con algún otro parroquiano sobre temas triviales de actualidad. Recorremos materias recurrentes: previsión meteorológica, fórmula uno, obras públicas inconclusas, el tráfico... Obviamos temas del tipo “Aznar”, “ministros sinvergüenzas” o “gobierno y oposición” por petición expresa del camarero, que no quiere tener más líos en la cafetería. Dejo propina y salgo. Le oigo gritar “¡bote!”, y las monedas resonado dentro de una lata.


Vuelvo a la Cosmopolitan. El horóscopo es claro: un nuevo romance florecerá cuando un chico encantador quede prendado de mi espíritu aventurero. Una madre peina a su hijo, le revisa la mochila. En el apeadero de enfrente, una chica con maletín y traje repasa distraída unos apuntes. La estación vuelve a llenarse de gente lentamente: voces y ruido de maletas. Cuando uno ya está en la estación no quedan prisas.

 


Pasa una hora completa. Me subo al siguiente tren. Otra vez toca dar explicaciones en el trabajo; ya inventaremos algo. Miro el andén por la ventanilla, atrapado por un absurdo sentimiento de nostalgia. Mientras me alejo la chica de información y su sonrisa risueña me dicen adiós con la mano.

Así que pasen... quince años

Así que pasen... quince años

El teatro es un acto de fe en el valor de una palabra sensata en un mundo demente”

Víctor Hugo Rascón
Mensaje del Día Mundial del Teatro 2006

El pasado 24 de marzo Ultimo Ensayo, grupo de teatro amateur, celebró su 15º aniversario presentando en el Teatro del Mercado el musical “La Noche de San Juan”, que Dagoll Dagom y Jaume Sisa estrenaran hace ya unos veinticinco años. La función, además de contar con la presencia de Joan Lluís Bozzo, creador del espectáculo y director de Dagoll Dagom, sirvió para reunir -reunirnos- a buena parte de los que en su día fuimos componentes del grupo durante estos quince años.

En ese tiempo, ha habido tiempo para todo: comedias -Esta noche... Moliere! (1992), Tragedia Fantástica de la Gitana Celestina, de Alfonso Sastre (2001), Misterioso Asesinato en Manhattan, de Woody Allen (2004)-, tragedias -Bodas de Sangre, de Federico Gª Lorca (1993), Woyzeck, de Georg Büchner (1995), La Visita de la Vieja Dama, de Friedrich Durrenmatt (1997)-, “teatro furioso” -Nosferatu, de Francisco Nieva (1999)-, musicales -La Noche de San Juan, de Dagoll Dagom (2005)-, creación propia -Sol y Sombra (con la mano baja y el pecho por delante) (2002)-, teatro del absurdo -No Queda Nada Que Contar, sobre textos de Samuel Beckett (1994), Las Sillas, la Lección y el Maestro, de Eugene Ionesco (1996)-...

Supongo que Ultimo Ensayo es uno de esos pequeños milagros cotidianos que a veces suceden. La pervivencia de algo que comenzó como actividad extraescolar y que con el transcurrir de los años se convierte en un grupo de teatro estable, aún a pesar de ese mismo paso de los años, de los cambios en la formación, las dificultades, los cambios de sede, los sinsabores, las penurias económicas, las dudas, las zozobras, las idas y venidas…

Al fin y al cabo, un grupo de teatro no es sino el tiempo de la gente que lo compone. Y Ultimo Ensayo son ya quince años de gente, de esfuerzo por seguir adelante, de consolidar pequeños triunfos colectivos en forma de estreno; unas veces avanzando, otras sabiendo caminar, con cuidado, hacia atrás. Horas de ensayo, preparativos, montajes, sonidos, iluminaciones, vestuarios, escenografías, atrezzos... Aprender a disfrutar del Teatro, a padecerlo, a soñarlo; a amar el Teatro. Saberse necesario sin ser imprescindible y atreverse; ser lo que nunca se ha sido, y saber salir del brete.

En definitiva algo frágil, como pendiente de un hilo, pero inexplicablemente sólido, tal vez sujeto con la fuerza de quienes se aferran a un escenario como el que naufraga se agarra a su madera. Un gesto hermoso, y absurdo, en mitad de la marea.


Brindo por estos quince años, y por los próximos, sean los que sean.


¡Larga vida a Ultimo Ensayo!

Hoy recomendamos... Leopoldo María Panero

 

EL LOCO MIRANDO DESDE LA PUERTA DEL JARDÍN

 

Hombre normal que por un momento

cruzas tu vida con la del esperpento

has de saber que no fue por matar al pelícano

sino por nada por lo que yazgo aquí entre otros sepulcros

y que a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada

de demonio o de dios debo mi ruina.

 
 
 
 
(Poemas del manicomio de Mondragón, 1992)
 

FOTO 4. De la serie "Nuestros Mitos"

FOTO 4. De la serie "Nuestros Mitos"

Con Isabel Pantoja. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, 23/12/2004.

 

(Pese a hallarse presente, los citados sujetos no encontraron el valor suficiente para pedirle a Cachuli que posara también en la foto).

 

RECTIFICAMOS: Según declara uno de los fans, concretamente el de la izquierda (véase Comentarios), a Cachuli se le invitó a tomar parte en el posado, a lo que rehusó -desconocemos si amablemente o en qué términos-.

 

Aparcando la excavadora

Aparcando la excavadora

“¡Qué no me entere yo que ese culito pasa hambre!”. Antes de enganchar, camino del bar, voy ensayando por la calle: aunque pongan mala cara, se les hace la pepitilla agua. De desayuno, como cada mañana, un revuelto; la faena es dura y a primera hora, quieras que no, refresca. Cigarrito con los colegas a la puerta del tajo. Y el capataz que si llevábamos idea de trabajar hoy, otra vez tocando los cojones. ¡Dime quién es tu ginecólogo, para chuparle el dedo!” Dios, si es que se visten como putas… El bocata, de anchoas, no hay quien lo pase sin un par de copitas de buen tinto recio y un orujo, que es digestivo. Un chiste de guarras y otro de maricones. Como son estos chavales… ¡Paco, dile al Mohamé y al rumano a ver si bajan un poco el ritmo, que parece que les hayan metido una guindilla por el culo! Ni que fuera suya la empresa, cojones. “¡Guapa! ¡Que meas colonia!” Estoy del chaleco amarillo y del casco hasta los mismísmos, mañana ya veré si me lo pongo. Otro pitillito con los chicos y para afuera, que ya son las doce y media y estamos perdiendo dinero.

En la comida, vino de la casa y carajillo de coñac, que siempre entona y da alegría. Y de postre, un gin tonic, para quitar la sed de las horas de la tarde, que son las peores. “¡Que no tengo pelos en la lengua porque tú no quieres!”

Por la tarde se presenta el arquitecto, de traje y corbata, todos quietos en la mata que al señorito le han entrado dudas. “¡Con ese culo debes cagar croquetas!” Luego que no cunde: si tuviera callos en las manos otro gallo cantaría, como se nota que no has trabajado en tu vida... La virgen, cuanto ingeniero y que poca sangre. “…y va el gallego y le dice…” Las cinco. “¡Te vi a comer to lo negro!” Una cañita y para casa, que hoy estoy cansado, a ver que ha hecho de cena la parienta. Otra jornada laboral echada. Coño, si además es miércoles, hoy echan la Champions.

Qué vida más perra. Mucha titulitis y mucha ostia y al final los mismos cuatro tontos de siempre para sacar la faena. A ver si engancho pronto una primitiva y me retiro, ya veríamos entonces qué hacían sin mí en la empresa. ¡Menos mal que aún quedamos unos cuantos para levantar España!

FOTO 3. El Coliseo en llamas

FOTO 3. El Coliseo en llamas

Vista del Coliseo, desde el Monumento a Vittorio Emmanuel II. Roma, 17/07/2005.

Un amable carabinieri, de servicio en el lugar (verídico), nos explicó que el humo de fondo era de un atentado, probablemente de Al Qaeda, sin que se supiera todavía la cifra exacta de muertos (sic). Tras localizar a nuestras familias para que no se preocuparan -no tenían noticia alguna del asunto-, al día siguiente ni tan siquiera hubo una reseña en la prensa local sobre algún incendio mínimamente grande en algún lugar de la ciudad.

 

Palpatine está de Vía Crucis

Palpatine está de Vía Crucis

Me he visto de principio a fin el vía crucis del Papa, ese que hacen por el Coliseo de Roma, con el aliciente añadido de la puesta de largo de Benedetto XVI tras el tan llorado óbito de Wojtila -que vendría a ser algo así como sustituir a Caruso en Rigoletto y en el Metropolitan-. Indudablemente es un espectáculo con serios problemas de ritmo, pero la tensión escénica y la dirección artística (excelentes los decorados, vestuario y atrezzo) lo suplen sobradamente. En general me fascina toda la imaginería y la liturgia católica, pero es evidente que cuando mejor les sale es cuando anda el Santo Padre de por medio.

Quizá un par de apuntes para el equipo de dirección de la edición de 2007, que en algún momento de aquí al año que viene seguro que me visitan el blog y dejan algún comentario: que cambien al protagonista, que ese da miedo; y esa cruz gigante, ardiendo, en mitad del Coliseo, que la quiten, que resulta un pelín satánica. Del tema del guión, aunque el argumento en general yo creo que más o menos lo he cogido, debo reconocer que no puedo opinar demasiado: a la vez que me veía el Vía Crucis estaba escuchando Carrusel Deportivo, que jugaba el Barça.

Todavía tengo que darle alguna vuelta, pero creo que para el año que viene igual solicito al Vaticano hacer un relevo de cruz, que he visto que al principio la lleva Mazinger pero que en cuanto se harta se la coloca a un obispo que lleva a un lado. Después, y con un orden jerárquico exquisito, los relevistas han sido un matrimonio con dos hijos, un seminarista que miraba a cámara todo el rato (eso haré yo), una monja diminuta, un par de frailes -el 2º negro, muy bien el detalle multicultural-, varias jóvenes disfrazadas como la Vicepresidenta del Gobierno en su gira africana y una monja filipina (el apunte toponímico es de Beatriz, que también lo estaba viendo mientras hablaba por teléfono). Me ha parecido mucho más resultón que hacer un relevo de la antorcha olímpica: es más exclusivo, menos distancia, no hay que correr, vas vestido de calle y lo televisan entero.

Yo ya tengo pensado cómo conseguirlo: les diré que he hecho alguna promesa o algo a la Virgen y al apóstol Santiago (que yo sé que el Papa es muy devoto suyo) y así me dejarán salir seguro. Lo echan en La 2 el día de Viernes Santo, no dejéis de verlo -cuando ahueque discretamente el sobaco derecho será que os estoy saludando-.

Pequeñas cosas

 

Cuando me he ido a dormir -ella siempre se acuesta antes que yo-, me he clavado algo en el costado. Era un libro. Se había quedado dormida leyendo.

Me enamoran las pequeñas cosas. He cerrado el libro y lo he dejado sobre mi mesilla, con cuidado de no hacer ruido. La he arropado -estaba un poco destapada, y ella siempre pasa frío por las noches- y me he acostado, sonriente y tranquilo, con la absurda certeza de que todas las cosas en mi vida funcionaban correctamente.

 

Sigmund Freud o de porqué no me gusta la jota

Sigmund Freud o de porqué no me gusta la jota

Siempre me ha tenido intrigado el porqué de mi profunda aversión hacia la jota en todas sus variantes –ya sea cantada, bailada, o interpretada por rondalla-. Sé por mis sentimientos que no se trata de algo estrictamente musical; hay otros muchos géneros que no son de mi agrado y que no me generan reacción alguna. Sin embargo, cada vez que uno de esos baturros agarra con saña una cuerda de guitarra como si quisiera arrancarla de cuajo, o cuando los bailarines pegan esos brincos en los que golpean entre sí sus alpargatas para finalmente caer al suelo con estruendo, un escalofrío me recorre de arriba abajo, y un súbito deseo de aniquilar hace que toda la sangre de mi cuerpo se me acumule en las sienes durante algunos segundos.

Tras años de reflexión en torno a este asunto, y de infructuosos análisis de los diferentes estilos y grupos de joteros -por mi trabajo he tenido numerosas oportunidades para ello, llegando a escuchar en directo “Los Sitios de Zaragoza” hasta tres veces al día durante diez días consecutivos al año-, llegué a la conclusión de que tendría que haber una causa más profunda. Así que, dejando a un lado los factores intrínsecos del género, me centré en mi relación con el mismo, desde la infancia. Y, finalmente, ya lo he descubierto: ahí estaba el quid de la cuestión.

Tendría yo cinco o seis años cuando tuvo lugar el desgraciado incidente que, digo yo, ha debido marcar mi relación con el recio folklore aragonés de por vida. Un bonito domingo por la mañana, mi padre, mi pelota y yo nos fuimos al Parque Grande, a dar un paseo y jugar un rato. Ese mismo bonito domingo, en el Paseo de los Bearneses, junto al recién inaugurado bodriomonumento a Paco Martínez Soria, tenía lugar una entrega de premios (reproducciones del busto del insigne actor) a destacados aragoneses.

Nosotros llegamos cuando se lo daban a la sin par Conchita Carrillo. Mi metro de altura y yo perseguíamos el balón soñando con ser algún día Juan Señor cuando Conchita, toda briosa, bajaba del escenario por la rampa blandiendo su flamante galardón.

Del encuentro entre la parte superior de mi metro de altura (véase mi cabeza) y el brío de la Carrillo, concentrado en la mano en la que portaba el trofeo, surgió una considerable brecha en mi frente que sangró abundantemente, una breve disculpa farfullada por parte de la periodista y una bronca de mi padre a la susodicha -no le metió una hostia por casualidad-. Evidentemente, en ese momento yo no conocía el profundo vínculo de Doña Conchita con la jota; sin embargo con el paso del tiempo lo fui sabiendo, y algo en mi cabeza -qué ironía- relaciona desde entonces sin transición a Paco Martínez Soria, la Jota, Doña Conchita Carrillo y la Violencia en el Deporte.

Aún ahora, al ver a mi querida Conchita -sin que deban mediar jotas que la acompañen-, el recuerdo de un viejo dolor de infancia en la cicatriz cruza por mi frente.


 

P.D.- La fotografía que acompaña a este ejercicio de psicoanálisis, podrá dar idea al lector de las contundentes aristas de la escultura. Del mismo modo, el autor quiere aclarar que, pese a todo, no guarda ningún rencor hacia la entrañable periodista.

FOTO 2. Istambul (I)

FOTO 2. Istambul (I)

Calle comercial en Üsküdar, barrio del lado asiático de la ciudad. Istambul, 8/11/2004.